miércoles, 31 de marzo de 2010

Dos minutos


Aquí entre los barrotes de esta pobre prisión de hormigón con vistas a un verde prado recuerdo porque estoy hoy aquí cumpliendo mi octavo año como presidiario.
Aquí no tengo nadie con quien hablar. Mi única liberación son las hojas que me pasan junto con un bolígrafo todos los días junto con la comida. Todos los días me despierto por el sol que entra por la pequeña ventana de mi celda. El tiempo en esta esquina del mundo no varía prácticamente. El tiempo no varia el paso del tiempo no lo puedo medir, vivo aislado del mundo de un forma muy agresiva.
Todo empezó un día de verano cuando habíamos ido a pasar una semana al pueblo de mis padres en la vieja Castilla. Los pueblos amarillos y beige eran un buen lugar para descansar durante un tiempo. Fui con mi mujer y mi hija, y un día después de la comida a eso de las cuatro decidí irme a caminar solo con una botella de agua de plástico para hacer la digestión y beber si lo necesitaba. Andube bastante timepo por las callejuelas y de pronto vi una sombra que se extendia por el cielo y avanzaba a alta velocidad por el cielo, no era una nube ni nada que reconociese pero se alejaba velozmente a las afueras del pueblo, a campo abierto. Mire a los lados, las callejuelas estaban completamente deserticas, y emepcé a correr tras la sombra que ocupaba el cielo hasta las afueras del cielo, una vez consegui llegar alli se detuvo.
Una vez en campo abierto pude percibir mejor que era aquella masa oscura que sobrevolaba encima de mi cabeza. No era algo que hubiese visto antes, no era normal, no era de este planeta... Aquello era una imagen que me desconcerto bastante, una nave de forma triangular, parecido a un avion de las fuerzas aereas pero estatico, encima mia. Empezó a descender lentamente, yo me fui apartando para no ser aplastado (era lo que me faltaba) la "nave" descendió hasta levitar a unos palmos del suelo.
La nave comenzó a irradiar una luz cegadora como si del astro sol se tratase. Poco mas detalles recuerdo desde aquel momento hasta el instante despues en el que abri los ojos debido a un ruido parecido a un trueno.
Tan pronto recupere el sentido percibí un agudo dolor en la parte posterior de mi cuello. Era como si una aguja de milimetricas proporciones estuviese haciendo mella y destrozos como un tanque en mis cervicales. El dolor me pudo durante Varios segundos llegando a desear la muerte a cambio de la liberacion de tal agreste dolor. Pero de un momento a otro, sin avisar, sin ninguna señal previa, el dolor desapareció. Solo quedo de aquel punzante daño, las lagrimas en mis ojos y el morado en mis labios de paretarlos.
Mi institno humano me hizo gritar a los cuatro vientos por todos los medios que estuvieron en mi mano para alertar a la población, internet, prensa, television... estuve en todos los medios de la comunicación a un mismo tiempo y en todas las miradas de incredulidad que se reflejaban en mis amigos y por desgracia en toda mi familia, incluso en la mas cercana.
En pocos meses mi mente tornó en locura, mi familia en personajes extraños, mis amigos en escepticos y mis pensaminetos en sucios borrones mexclados aleatoriamente en mi cabeza. Acabe por dudar de mis argumentos, acabé por dudar de todo lo que me rodeaba, acabé por dudar de mi existencia, y acabé por entregarme a las autoridades pertinentes, y ellas me han derivado a esta carcel de piedra y cemento en la que me he vuelto un hombre cuerdo, cuerdo solo dentro de esta celda.
No recuerdo nada de lo que paso aquellos dos minutos en los que estuve desmallado pero hubo algo que nunca podre explicar, aquella barba de siete dias que aparecio en auqellos dos minutos...

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