jueves, 18 de marzo de 2010

El ángel.


Me desperté un día y caminé por las calles de los alrededores de mi casa. Tarareaba una de mis canciones favoritas cuando mi corazón dejó de latir, tan solo por un segundo. Me giré y ví la casa. Una casa enorme, blanca, totalmente blanca por fuera. Incluyendo las cortinas, las cuales estaban corridas. 'Vecinos nuevos…' –pensé. Me acerqué a la casa. Timbré. Una muchacha de mi misma edad me abrió, aún estaba en albornoz. Era hermosa. No, mucho más que eso. Era… un ángel.

-Hola, ¿a qué se debe su visita? –tenía una voz muy dulce. Definitivamente, era maravillosa.

-Disculpa. Soy tu vecino. Vivo en aquella casa de allí.

-Oh, ¡qué bien! Eres el primero en visitarme. Pasa, si quieres, puedes desayunar aquí. –quedé preso de sus ojos azules. Cuando vió que nuestras miradas se cruzaron, sonrió.

-Muchas gracias.

-Pasa, la cocina es aquí. –la casa era completamente blanca. 'Qué raro.', pensé. –Por cierto, ten cuidado, que el suelo está moja… -no pudo continuar, ya que resbaló. Evité su caída cogiéndola.

-¿Quién debe de tener cuidado? ¿Tú o yo? –pocos centrímetos separaban nuestras bocas. Ella cerró los ojos. Me acerqué lentamente y la besé. La cogí en brazos –como hace un novio con su novia en una boda- y le puse los pies en el suelo, aún sin dejar de besarnos. Abracé su cintura y ella mi cuello, jugando con mi pelo. Ella se separó de mí.

-Oh vaya, lo siento. Pero es que estoy muy cansada. –se sentó en un sofá que había en el comedor. La seguí y me senté con ella. –Ayer casi no dormí.

Cerró los ojos. Se quedó dormida. Yo la cogí de nuevo y subí las escaleras, buscando su habitación. No tardé mucho en encontrarla y, como os imagináis, era completamente blanca. La dejé cuidadosamente encima de la cama y fui a comprar una rosa roja. La dejé a su lado.

Pero no la volví a ver. Al día siguiente regresé a su casa y me encontré la casa sin amueblar con un cartel. 'Sale'.

Pero al llegar a casa, me encontré, al lado de la cama, la rosa. Pero estaba distinta. Estaba mojada.

"Y una rosa acarició su cuerpo desnudo. Una rosa roja; una rosa de la pasión, del amor. Esa rosa tuvo un gran privilegio. Fue una de las pocas en poder acariciar, o más bien alcanzar, un ángel. Uno de los pocos seres vivos en alcanzar a uno de esos seres 'legendarios'…

Porque ese ángel también lo amaba. ¿Por qué, si no, se habría bañado con su primer y último regalo?"



Fin.






  Se aceptan críticas y comentarios.

2 comentarios: