sábado, 20 de marzo de 2010

George

No tengo nombre definido, unos me llaman Blorg, otros mr.Bunny o incluso Delilah, pero la gente mayor siempre coincide en llamarme amigo imaginario.
Llevo toda mi vida siendo el amigo imaginario de muchos niños en esta calle. Hay un amigo imaginario en cada calle que se hace amigo de un niño hasta que consigue tener amigos reales.
He estado ayudando a muchos niños de esta calle situada en el centro de un barrio costero de una pequeña ciudad, pero hubo un niño de los que he ayudado que siempre estará en mi recuerdo, George.
George era un niño rubio con el pelo cortado a tazón y que iba a la escuela todos los días como cualquier niño. Tenía imaginación, tal vez demasiada y eso era lo que lo distanciaba de los niños. Mientras los demás jugaban a hacer carreras con sus coches, George se dedicaba a hacer fantásticas aventuras con los príncipes y las princesas, dragones y magos, aventuras en la que ningún niño quería participar.
Un día aparecí en su vida, un día en el que volvía del cole y que ningún niño había querido ser su compañero para un trabajo de plástica. Estaba sentado en su cama y el me dio la apariencia de otro niño, un niño con una camiseta azul de rayas, y pelo azul, me llamó Richard. Era la primera vez que tenía la apariencia de un niño. Siempre me daban la apariencia de un monstruo azul con pelo y manchas verdes o una masa uniforme de colores, pero ser un niño era una experiencia muy gratificante para mi.
Durante el año que estuve con el derrochamos mas imanación de la que un niño normal puede crear en toda su infancia. Recorrimos los caminos mas largos en medio de la selva, subimos a las montañas mas altas con nuestras propias manos, curzamos los mares mas grandes llenos de misteriosos animales.
Cada día era una aventura nueva, la cabeza de George cada día me sorprendía más y más, era impresionante la cantidad de lugares que un niño de 5 años podía crear en su cabeza.
Cada vez que jugábamos conseguía que parte de su imanación la gastase conmigo y así al día siguiente se relajaba mas en clase y hacia mas amigos, así que al llegar a casa su despliegue de fantasía era total.
Un día consiguió unir las horas de clase y la fantasía. Llevo a un amigo a casa, un amigo que había hecho en el colegio. Recuerdo que aquel día no aparecí, pero lo vi todo. Fue uno de sus mejores días, se lo pasaron en grande, jugaron, corrieron, treparon, saltaron... aquel día después de todo un año de grandes aventuras era mi ultimo día en aquella casa. Se que no me extrañaría porque ahora tenia amigos de verdad.
De esta historia hace ya 20 años. Aquel niño un poco tímido pero increíblemente feliz se convirtió en un gran padre de familia.
Aun conserva un dibujo en su cuarto de un niño con camiseta azul a rayas y pelo azul con un nombre con torpe letra, Richard.


Richard Starkey

3 comentarios:

  1. Increíble. Es una historia breve, pero lo defines tan bien que incluso podría llegar a ser mejor que una novela.

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  2. Me gusta, me gusta mucho, creo que es de las que más =).

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