miércoles, 18 de agosto de 2010

Confesiones.

Tú fuiste la rosa. La rosa que se clavó en mi corazón, provocando que unas lágrimas cual diamante se derramaran por mi cara.
Me encanta admirar tu belleza, observar tu cabello. Mirar tus ojos… Y si esa belleza que tanto amo me quitaran, la muerte sucumbiría a mi ser.
Vertería toda mi sangre, daría todo mi dinero, obsequiaría mi comida, únicamente por observar tu rostro una última vez.
Todo esto que intento expresar, estas palabras que me vienen a la mente atropelladamente, son mucho más poderosas de lo que tú nunca conseguirás sentir por mí.
Pero con sólo saber que estés leyéndolo, que esto esté en tu mente, me conformo.

A pesar de mis intentos, estas estrofas son fruto de mis pensamientos. Y en ellos estás tú.
Aunque lo intente, no puedo conseguir que dejes de estar en ellos.
M.D.G.

No hay comentarios:

Publicar un comentario