sábado, 3 de abril de 2010

Fail


Slim era un chico joven de unos 18 años que había comenzado la universidad el mismo año que se había mudado a la gran ciudad. Su curso había comenzado sin mayor relevancia para el restoy tampoco para él en gran medida.
Se había mudado a un piso donde vivía con una chica que había dejado la universidad hacía años pero que seguía engañando a sus padres para que le enviasen dinero y así mantenerla, por lo que la mayoría del tiempo o no estaba o estaba durmiendo, pocas veces llegaban a coincidir en la cocina o en la sala.
Slim iba desde el piso hasta la universidad todos los días andando, incluso en los días mas lluviosos del invierno que habían pasado. Ahora cerca del fin del ultimo semestre a Slim se le venía todo encima, llevaba el curso sobre ruedas pero los exámenes y los trabajos cada vez eran más y más consecutivos por lo que el tiempo se le disminuía tal como sus fuerzas y al contrario que su sueño que cada vez iba en aumento.
Una tarde de mediados de Junio Slim se encontraba con su portatil en un Starbucks del centro, tenía unas ojeras de varios días de imsomnio pero estaba aseado. El local estaba a rebosar de estudiantes apurados por acabar sus trabajos, con café en las venas y los ojos enrojecidos de tanto leer.
De pronto una chica morena, posiblemente se su edad, pelo ondulado con un portátil y varios libros entre los brazos se dirigió a Slim que hasta ahora había estado absorto en la lectura de su obra. Slim levanto su cabeza de la pantalla y contemplo a la chica que quería tomar asiento junto a el debido a que el resto del local estaba ocupado y este era uno de los pocos sitios libres. Estuvieron trabajando en sus respectivos temas cuando empezaron a entablar conversación, fueron conociéndose poco a poco, comentando cosas de la universidad. Casualmente estaban en las mismas clases pero nunca uno había reparado en el otro. Compartieron apuntes y datos durante unas horas, la tarde iba muriendo para dar paso a la noche cuando el local se había desasosegado un poco más.
Mientras las luces del cielo iban tornando en sombras, Slim y aquella chica se habían conocido lo bastante como para pensar que podía haber algo más. En un momento en el que el Starbucks había quedado mudo, los dos se acercaron en un movimiento cómplice, acercando sus caras y juntando sus labios para fundirlos en un beso que duró lo suficiente como para que fuese un error.
Hyde Liensen, uno de los deportistas más respetados de la universidad entraba en ese mismo instante por la puerta, y cuando vio la escena montó en cólera, se acercó a la mesa, y con la mirada clavada como un dardo en la vista cansada y atemorizada de Slim.
Lo cogió por la parte de adelante de la camiseta y lo sacó de la cafetería. La chica que había resultado ser la novia de Hyde, había corrido detrás de ellos para abogar por Slim pero el deportista hacía oídos sordos y tan solo se ocupaba del cansado Slim. En una pelea en un contexto normal, Slim tendría ciertas posibilidades de salir vivo de aquello , incluso por alguna jugada del azar vencedor, pero las circunstancias eran bien distintas. No estaba en la mejor forma física para una pelea a las diez de la noche, las farolas los iluminaban como focos de un cuadrilátero, cuando Hyde se abalanzó contra el empotrándolo contra el capó de un coche. Su pelea continua hasta llegar a la mitad de la avenida, en aquel momento deshabitada. Siguieron peleando unos segundos más hasta que vieron que un camión de mercancías se acercaba por el fondo a gran velocidad. Ese era el único enemigo que tenían en común por lo que corrieron hacia la acera de nuevo pero cuando Slim se tropezó cayendo en la espalda de su rival, este le propino un puñetazo en la cara el cual lo hizo retroceder varios pasos hacia la avenida de nuevo justo en el instante que el camión cruzaba la avenida. El vehículo intento frenar de todas las maneras posibles pero inevitablemente acabó por chocar con el desconcertado cuerpo de Slim.
El calor del cemento fue lo ultimo que pudo oler antes de que su vida se escapase con dolor en un ultimo suspiro. La ambulancia tardo en llegar varios minutos. Certificaron su muerte al llegar.

Richard Starkey


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