viernes, 9 de abril de 2010

¿Quien escuchaba a...


Sentado en el prado aquel día de verano el cielo estrellado parecía un cuadro salpicado por las aleatorias manchas de un loco que creó luces en el cielo.
La brisa chocaba directamente contra el pecho de aquel joven. El calido viento se le metía entre sus cabellos haciendolo sentir flotar en un mar de estrellas.
La sensación de libertad lo inundaba por completo, su mente ametrallada por las continuas imagenes de peligro y pensaminetos y demás turbulencias en su mente se iban desvaneciendo hasta convertirse en aire que se disipaba hasta desaparacer.
Tras un largo día lo unico que conservaba era su traje sin una rasgadura y sus gafas de pasta que eran su alter ego. Las tenía en la mano derecha y apoyado en el suelo jugueteaba con ellas sintiendo el importante poder que ellas tenían, lo que ocultaban, aquello que hacía que los demás no descubriesen el gran secreto.
Delante suyo, en medio de dos lomas se divisaba parte de la ciudad de la metropolis, los barrios mas conflictivos y un poco mas al fondo la contaminacion luminica hacía presencia sobre los edificios mas altos.
El agobio que le produjo mirar a la ciudad lo hizo apartar bruscamente la mirada otra vez hacia el universo que se sostenía encima suyo.
Pensó que pasaría si tuviese valor de dejarlo todo y ser alguien normal, como los demás, alguien que llega tarde al trabajo, alguien que pierde un autobus o alguien que simplemente vive. Sabía que todo el mundo pesaba sobre si, que si lo hacía la conciencia lo reduciría a una ínfima parte de lo que es una persona. Las lamentos no lo dejaría dormir, los aullidos de dolor no lo dejaría pensar, por eso aunque muy a su pesar, debía seguir con su tarea.
No creía en dioses pero sabía que esto era un don y un castigo divino, que nunca podría vivir tranquilo, pero de tantos habitantes de la tierra, alguno se tendría que saccrificar.
Pero ¿quien sabía esto? ¿a quien le importaba? ¿quien escuchaba ... a superman?

Richard Starkey

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